Mallorca hierve con temperaturas extremas

A las tres y media de la tarde de este miércoles el asfalto recién extendido en el Camí de Son Rapinya de Palma muestra como espejismos en el desierto a José Antonio y su cuadrilla de cuatro compañeros. Trabajan para adecuar el alcantarillado de la carretera mientras terminan los trabajos de asfaltado de la vía cuando el termómetro de la farmacia más cercana marca los 40 grados tras recalentarse al sol. Ni una sombra. “Llevamos muchos años y lo aguantamos, pero hace mucho calor. No te puedes imaginar el calor que hace trabajando junto al asfalto, casi el doble”, afirma sonriente con las gafas de sol y el casco de obra puesto.

La ola de calor que asola prácticamente toda la Península ha dejado temperaturas elevadas en un mes de junio en Mallorca, que este jueves continúa en aviso amarillo por riesgo ante la subida de los mercurios. La isla ha alcanzado registros elevados para este mes, como los 37,8 grados alcanzados en Alaró o los 37,7 de Ciutat Jardí, un barrio costero de la capital balear. Con el aire acondicionado de comercios y casas funcionando a pleno rendimiento, salir a pasear se antojaba una odisea para la mayor parte de visitantes que optaron por tomar las playas para aliviarse con unos refrescantes 21 grados de temperatura en el mar.

El portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología en Baleares, Miquel Gili, advierte de que las madrugadas serán difíciles esta semana porque se encadenarán muchas noches en las que no se bajará de los 20 grados. “En algunos puntos se registraron marcas elevadas, como en Banyalbufar en plena costa de la Serra de Tramuntana, donde se alcanzaron los 34 grados a las nueve de la mañana, o en Sóller, que registró 35 grados a las nueve”, señala Gili, que apunta al viento del este y la orografía de la zona como culpables de la subida de temperaturas en estos enclaves del norte. Palma tampoco se libró de una madrugada caliente con 25 grados poco antes de las tres.

Ante la previsión de que el calor continúe apretando en los próximos días, el Ayuntamiento de la capital ha ordenado la paralización del servicio de galeras, las calesas tiradas por caballos, entre las doce del mediodía y las cinco de la tarde y mientras se prolongue la situación de aviso amarillo. La Policía Local ya ha levantado siete actas por incumplimiento en la zona de la catedral. Marta es la propietaria de una casa de comidas y estos días despacha ensaladas y platos fríos mientras el calor en su cocina se acumula. “La única manera de trabajar es bebiendo agua. La gente compra mucho más porque con el calor no quieren cocinar. A nosotros el calor nos multiplica lo que tenemos que despachar”, afirma mientras baja la temperatura en el mando a distancia del aire acondicionado.

Fuente: EL PAÍS