Desde el origen de la humanidad, el hombre ha buscado enfriar sus bebidas. Esta frase, que puede sonar mística y hasta rebuscada, no está para nada alejada de la realidad. No, enfriar la bebida no era la prioridad. Lo primero era comer. Pero si es cierto que, desde el Imperio del Antiguo Egipto, existían grupos y expediciones de neveros que se dedicaban a ir a las montañas a recoger bloques.
Para conservar un elemento que duraba tan poco como la nieve, era necesario tener construcciones adecuadas. De hecho, existen testimonios de la existencia de una “casa fría” sobre el 2000 AC. Y es que beber sin hielo, no es lo mismo. Por eso es un factor fundamental en el mundo de la coctelería.
Volviendo al presente, sabemos que hoy en día todo es mucho más sencillo. El hielo constituye uno de los grandes secretos de la coctelería. De hecho, es el espíritu de la mayoría de ellos.
La clave no es que la bebida esté enfriada hasta un punto óptimo, sino que debe encontrarse la fusión de todos los componentes para evitar sabores deslavazados. Por lo tanto, el hielo no debe usarse sin conocimientos ni medida ya que tanto en la copa como en el mezclador hay que depositar la cantidad justa.
En muchas ocasiones, la mañana siguiente a una noche de cocktails con amigos se hace cuesta arriba debido a resacas que nosotros creemos que son provocadas por el clásico “garrafón”. Y sí, que te hagan ver que están sirviendo bebida de calidad y que luego no sea tal, provoca muchos dolores de cabeza al día siguiente. Pero no más que el hielo de mala calidad.
Un hielo mal filtrado que contiene impurezas que se precipitan a medida que el hielo se deshace, son como pequeños alfileres que pasan a la sangre y al cerebro ayudados por el gas haciendo que se incrusten en las neuronas. Ahí está la explicación.
¿Como evitarlo? La solución está en como producimos el hielo, no se trata solo de tratar el agua, una máquina productora de hielo es la respuesta. Aquí es donde entrarían las máquinas de ITV, y su tecnología patentada, que consigue que solo las gotas más puras del agua se conviertan en cubitos, transparentes, cristalinos y brillantes.
Y es que el hielo, sobre todo, se usa para enfriar y rebajar el grado alcohólico de modo suave y disimulado. Por eso los cubitos deben ser muy compacto para evitar que la bebida se agüe en exceso. Con ITV, harás que tu Manhattan de verdad te trasalade a Nueva York, y no a la pescadería.